Se cree que el sésamo es la planta oleaginosa más antigua, y existen pruebas de que los persas ya la utilizaban en el año 2100 a.C., aunque se supone que se empezó a producir en el año 4000 a.C. La planta es originaria de los países que rodean el océano Índico, África Oriental y la India. Desde el principio, el sésamo era una planta clave en términos económicos y culturales. El Rey Sargon II utilizó las semillas de sésamo para pagar los salarios. El proverbio «¡Ábrete, sésamo!» se utilizaba para conseguir que las vainas se abrieran, para liberar las semillas. Hoy en día, el sésamo se cultiva principalmente en la India, China, Sudán, Egipto, la antigua Unión Soviética y México. Durante el periodo de crecimiento, esta planta, que crece a una altura aproximadamente de entre 60 cm y 1,2 m, requiere temperaturas de 20-24ºC, condiciones de maduración en seco y un periodo sin heladas de por lo menos 5 meses, puesto que estas condiciones exponen el sésamo a múltiples riesgos.
La semilla de sésamo es una de las plantas oleaginosas ricas en grasas, con un contenido de aceite entre 45-63%. El aceite crudo es en un primer momento desmenuzado, descascarillado y acondicionado antes de ser presionado o extraído (solvente) y posteriormente refinado. El aceite es claro, de color amarillo dorado, y cuando es prensado en frío desprende un olor a nuez, mientras que el producto refinado es claro, de color amarillo brillante y prácticamente inodoro. Ambos grados se cuajan en una masa mantecosa a una temperatura de aproximadamente – 4ºC. El aceite, del que 3/4 partes corresponden a ácidos grasos esenciales ¡nsaturados (ácidos oleico y linoleico, en proporciones casi iguales) es un aceite de mesa de gran valor en términos fisiológicos nutricionales. Gracias a su contenido antioxidante, este producto, comparado con otros aceites vegetales, tiene un período de conservación bastante largo.
En Europa, el aceite de sésamo se utiliza principalmente en la producción de panadería comercial y en la producción de margarina. El aceite de sésamo también se utiliza en el mercado farmacéutico como excipiente para medicamentos.